
Cuando era pequeña, me gustaba meterme debajo de las sábanas y ponerme al revés, es decir, la cabeza donde los pies. Una vez empecé a bajar y a bajar y no enconraba el final. Anduve a rastras con la sábana ceñida a mi cuerpo más de una hora, menos mal que tenía mi linterna. Cuando ví que no llegaba al final, volví para atrás y cuando llevaba un buen rato arrastrándome y no encontraba la salida, llamé a mi madre angustiada y empecé a llorar. Mi madre no venía. Seguí llorando y llamándola cada vez con más miedo. Por fin llegué a la cabecera y pude salir a respirar aire fresco. De repente llegó mi madre:
- ¿Qué te pasa, hija?
- Mamá, es que no venías.
- Ya, mi amor, pero es que no encontraba la salida para bajar de mi cama.
6 comentarios:
precioso
.. parece mentira pero las mamás también debe ser seres humanos..
son seres humanos preciosos y con súper poderes!
besos
La de los superpoderes no eran la abuelas?
Precioso texto.
Me encanta!!
629 las abuelas son Diosas ;)
Pily, me alegro que te guste!
Besitos
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