24 agosto 2006

La cena

Anoche salí con mi grupo de toda la vida a cenar para celebrar un cumpleaños ya pasado. Era una celebración de cumpleaños que casi se retrasa un mes para que estuvieran "todos" y en la que, al final, faltó gente. Y ayer faltaron dos personas que, por la relación con la homenajeada, no me esperaba.
Llevo saliendo con esta gente desde hace... ufff, creo que hasta he perdido la cuenta, desde el colegio, vaya, como unos 15 años, pero desde hace un tiempo me parecen extraños. Se supone que son mis amigos, pero a excepción de una persona, los demás no han estado conmigo en casi ninguna de las ocasiones en las que se necesitan a los amigos. De hecho, si no fuera por esa persona que mencionaba antes, creo que ni siquiera me enteraría de que van a tomarse un café, ir al cine o cualquiera de esas cosas "tontas" que se hacen con los amigos.
Cuando me marché a estudiar fuera, puse todo mi empeño en no perder el contacto con todos ellos porque los consideraba mis amigos y me apenaba pensar en perderlos. Les mandaba cartas, postales de los lugares que visitaba, emails, mensajes... pero obtenía contadas respuestas y más bien escuetas. Cuando volvía, yo tenía miles de cosas que contarles (de hecho disfrutaba los momentos en los que acababa de llegar, los veía después de varios meses y les contaba todo lo relevante que me había pasado), y aunque ellos me escuchaban, después casi nadie me contaba nada y, con el tiempo, se me quitaron las ganas de contar mis cosas.
El resultado: mi grupo de amigos sabía de mí, de mi vida, de mis cosas... y ellos para mi eran casi unos desconocidos. Y al final, ellos tampoco sabían casi nada de mí, porque no les contaba grandes cosas cuando volvía.
Antes, como venía por pocos días, notaba todo esto, pero casi puedo decir que no me importaba (aunque intentaba, dentro de lo posible, adapatarme a ellos e integrarme, aunque tuviera que hacer cosas que no me resultaban agradables- como callarme ciertas cosas, por ejemplo-), porque sabía que acabaría volviendo a mi vida cotidiana, con los amigos que tenía (que tengo ahora lejos) y que a ellos sí que podía contarles todo lo que me había pasado en mi vuelta a "casa" y que ellos me contarían lo mucho que se me había hechado de menos (algo que, en este grupo, no recuerdo que me hayan dicho nunca... tampoco es que quiera que me lo digan todo el tiempo, pero de vez en cuando, no viene mal sentirse echada de menos!!!) y las "batallitas" que habían ocurrido sin mi.
Ahora, que he vuelto a "casa" (y lo pongo entre comillas, porque esta es la casa de mis padres y creo que yo ya no tengo una casa de verdad) de manera indefinida, esta situación me afecta mucho más que antes y vuelvo a intentar adaptarme a ellos, pero me parece que para estar con los amigos no es necesario forzarse para encajar, sino que simplemente se encaja. Y, por más que lo intento, no lo consigo y siempre acabo aburrida en los mismos sitios y con la misma gente desconocida. Al final, miro atrás, y me da pena porque siento que los he perdido...
supongo que algo debería cambiar, no?

5 comentarios:

iGema dijo...

este texto podria escribirlo igualito. Supongo que a todos nos llega un momento de tomar un camino, salir del nido, y, a partir de ahi, es mejor no mirar a tras.

iGema dijo...

este texto podria escribirlo igualito. Supongo que a todos nos llega un momento de tomar un camino, salir del nido, y, a partir de ahi, es mejor no mirar a tras.

Bea dijo...

;) Habrá que coger fuerzas para volar bien alto, dilemas...
Gracias por tu comentario y ánimo!

Anónimo dijo...

Yo tambien me he sentido de esa manera, extraño entre quienes se dicen mis amigos, a veces con necesidad de un abrazo, un "animo, adelante!", pero a veces tambien aprendes de estar solo, quizás es complicado y más cuando quieres ser feliz y convivir, compartir, entre muchas cosas, bonito tu escrito y tu espacio, saludos desde mexico

Bea dijo...

Gracias por tus palabras juan miguel... habrá que aprender a seguir solo o a buscar nuevos amigos, no?
Saludos