28 mayo 2007

No sé

No sé cómo lo haces, pero siempre apareces en el preciso momento en que todo va mal, en ese momento en que te dan una noticia difícil de digerir, justo cuando una no sabe ni qué hacer ni qué decir.
Y ya no quiero hablarte más de dolor. ¿Por qué no vuelves cuando se haya pasado la tormenta?
Quizá entonces ya sabré que hacer y que decir.
Solo espero que sepas esperarme.
O que quieras esperarme.

3 comentarios:

la cónica dijo...

Aquí y ahora.
Brindo por los duendes que aparecen cuando más falta hace que nos saquen una sonrisilla.
Brindo por sus orejas puntiagudas y su mirada atenta, dispuesta a escuchar y que sabe del dolor y lo mitiga.
Brindo por que vuelvan cuando salga el sol.

Y brindo por ti, Bea. Que tienes lo tuyo de duendecilla. Un beso, sin lista de espera.

Absurdo Rutinario dijo...

En estas situaciones esperar no es una obligación. Es un regalo.

Bea dijo...

Salud y brindis por ti, La cónica, por ser tan auténtica. Un beso, un abrazo!

629 este tipo de regalo es hermoso, pero a veces se le pide esperar a alguien que ni siquiera se lo había planteado. Mea culpa.
Un besote