A veces, por la prisa y los contratiempos, se empiezan a meter cosas dentro del armario de manera caótica. Está todo desordenado, amontonado, mezclado, arrugado... Estás viendo el estropicio, pero no tienes tiempo, no te conviene ordenar esas cosas, solo sigues amontonando más cosas y más cosas encima de lo desordenado y te dedicas a ir de allá para acá, ocupándote de otros asuntos.
Llega un día en el que esas cosas son tantas, que la puerta del ropero ya no cierra y las cosas amenazan con abrirla y caer al suelo, desordenando el aparente orden exterior. Ese día no hay más remedio que ponerse manos a la obra y ordenar todo lo que está desordenado. Y ese día, no pasa nada... salvo que ese armario sea tu corazón.
Ya sé por qué no me gustan los días en los que no estoy ocupada. Tengo que dejar de esconderme tras el bullicio de mis días, pero no quiero. No quiero.
24 abril 2007
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4 comentarios:
Mi corazón es como mi ordenador. Lleno de carpetas a punto de estallar.
Me temo el colapso.
Besos
Tiendo al caos. En lo racional y en lo irracional. En lo emocional. En lo divino. En lo humano. Y me entretengo todo lo que puedo (no lo suelo admitir) para no poner orden. Porque no sé por dónde empezar. Espero que cada prenda del armario encuentre su sitio.
Me va a venir bien poner rumbo al sur. Nos va a venir bien a todos, espero.
Besos. Llegando casi.
A mí me sucede algo parecido. Cuando la casa se desordena, tiendo a pensar que se mi vida la que empieza a salirse de los raíles. ¿No será que vivimos demasiado pendientes del escaparate? Saluditos.
629, y que se hace cuando llega el colapso? Yo lo veo venir casi todos los días. Besos
A veces cuando las cosas caen encuentran un lugar que les viene mejor... aunque la mayoría de las veces solo empiezan a llenar otros lugares. Besitos, Pily!
Yo creo que sí, Craso, que vivimos muy pendientes del escaparate. Pero hay veces que lo que se acumulan son problemas, penas, verdades no dichas, amores inconfesables... ¿cómo se ordena eso? Besos
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